Este pasado fin de semana se celebró en Burela, mi casa. El
festival Osa do mar. No fue Woodstock de 1969. No estuvieron ni Santana, ni
Janis Joplin… pero si, grupos como Triangulo de amor Bizarro, Batuko Tabanka y
cómo no, Dj Chente. (Hubo más, pero no voy a poner la lista.)
¿Qué tuvo de relevante este evento? Pues… que me hizo recordar. Y como sabéis me
encanta inmortalizar. No me gusta vivir en el pasado. El que vive del pasado se
ancla. Se hunde en lo hondo del mar, se oxida y pierde de vista el horizonte.
Pero recordar ciertos sentimientos y momentos te ayudan. Consiguen reafirmarte,
forjarte a base de fuego y golpes constantes que te hagan más compacto. Y este
evento, este festival lo consiguió. Logró hacerme rememorar.
Puede que fuese la fría cerveza, el frescor de la hierba en
la noche. Puede que fuese la misma noche o tal vez que la sensación de
movimiento... No lo sé. Pero lo que sí sé, es que recordé. Volví a sentirme, a
sentir. Sentía.
¿Qué sentía? Pues entusiasmo… Entusiasmo por conocer. El que
conoce sabe, juega con ventaja. Juega con la ayuda del saber. Y el que sabe,
salvo desgracia. Gana. Y no es que sea un ganador. Pero lo que si soy, es un
jugador. Juego con palabras, mis palabras. Juego a mi juego. Y ese juego es vivir.
Pero el entusiasmo es
primo hermano del frenesí. Ese que sentí, al poder escuchar y sentir esa
música. Melodías vivas por un instante, hechas en un momento y no, a fuego
lento. Melodías que podía percibir. Ya no solo las escucha. Sino que las sentía,
las percibía con cada vibración, con cada jadeo, con cada… con cada escena de
vida que se mostraba el ambiente. Como ya dije. Este no fue Woodstock, aquí el
mensaje no era paz y amor. Ni tampoco solidaridad. Pero tal vez en esta Osa do
mar el mensaje era otro. “Un estamos aquí”. “Un todavía nos queda ilusión”. O
tal vez… “Aún somos capaces de crear”.
Eso fue lo mejor de este Festival Osa do mar. La ilusión.
Toda la que pusieron aquellos que le dieron vida. Que lo hicieron posible.
Organizadores, bandas, voluntarios, asistentes…. Un recordatorio de que todo
aún es posible. Es posible que un pequeño pueblo se mueva a compás de un mismo
son. O lo mejor, que un pueblo siga siendo capaz de crear ilusión. Y pensar que
aún quedan fechas por celebrar.
Dedicado con todo cariño a aquellos que lo hicieron posible.
Me encanta el positivismo que transmite tu entrada, adoro la música y, como no, a los soñadores. Sigamos soñando y jugando, ganemos o perdamos, disfrutaremos de la partida.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Amparo!!
EliminarEl positivismo es normal. El evento por el solo hablaba.
Lástima que no estuve para compartir todas las ilusiones y sueños que tienes.
ResponderEliminarUn saludo.
P.D. Espero que, en un futuro, hayan muchos más festivales como Osa do Mar
Gracias Bob por pasarte por aquí.
EliminarMe da a mí, que la Osa del mar se asienta en Burela por mucho tiempo. Bienvenido serás