Un pedacito de mí. (Parte
2)
¡Hola a tod@! Hoy os traigo otro pedacito de mí. Otro golpe
de sinceridad, que espero que me acerque un poco más a vosotros.
Yo nunca elegí ser poeta,
nunca pensé en la poesía. Pero un día, ella vino a mí. Odio la palabra “destino”.
No creo en él, ni creo que estemos sujetos a su “fabuloso” poder. Sinceramente
el destino es el invento, del que no quiere pensar. Planear un futuro o
complicase en tomar decisiones. Así que, no creo que estemos sujetos a un
futuro predeterminado. Sino que somos capaces de ayudarnos, cumplir nuestras expectativas,
cumplir nuestros sueños, superar nuestras frustraciones.
Pero con destino o sin él. La poesía llego a mí, ella vino a
mí. Buscaba sorprender a quien no quería ser sorprendido. Buscaba acercarle un
pedacito de mi alma, regalarle esas palabras que salen directas del corazón. Ablandar
así el suyo y hacerme un hueco en su vida. Pero no lo conseguí. Simplemente
viví un amor platónico, un sueño. Doloroso al final, pero ahora recordado como
algo bonito.
De ese amor platónico, idealizado y no realizado. Gané confianza,
pasión perra y experiencias que hoy en día son recuerdos de un tiempo pasado. Gané
también una terapia a mi nerviosismo y ansiedad. Esa terapia fue y es, la
poesía. Un método precioso de sincerarme conmigo mismo, organizar mis ideas y
superar frustraciones. Pues cada vez que escribo, el mundo se detiene. El tiempo
pasa a ser mío y de nadie más. Las frustraciones, los miedos, las incógnitas,
el deseo, el sentir… todo, es expulsado de mi ser. Liberándome de cada carga,
de cada sentir que bien me oprime o me hace sonreír. Mi poesía por tanto no es
la búsqueda de los versos más hermosos del mundo. Eso, se lo dejo a los “grandes”.
Mi poesía es terapia del alma. Terapia de MI alma.
Por eso, mis versos estuvieron tanto tiempo guardados en un
cajón. Escondidos al ojo ajeno. En una de esas experiencias, tuve la mala
fortuna de que mis versos pararon en las manos de una mujer. La cual navegó por
mis miedos, mis sentimientos. En una palabra, mi ser. Eso hizo que me confundiese
con ella. Pensé que me entendía, que era mi alma gemela. Pero simplemente
descubrió e entendió mi ser. Ella no buscaba acunar mi alma. Ni entender mi
amor. Ella recogió la información que yo ilusamente le regalé. Con el resultado
de vivir un engaño. Un engaño por mi parte y un engaño de su parte. Una mala experiencia
que consiguió esconder mis versos aún más. Y hacer que mi corazón se
resguardase en si mismo.
Desde hace cuatro años vivo una relación seria. No sé, ni me
importa si es mi alma gemela. Solo puedo afirmar que rompió mi coraza. Lo consiguió
ganándose su respeto y confianza. Confío en ella, la respeto y sinceramente nos
compenetramos. Supo y sabe aguantar mi carácter y mi forma de ser. Me demuestra que mi alma, no es un juguete. Me
protege y mece mis sentimientos, aportándome seguridad. A ella le debéis mis
versos.
Mi tesoro, mi diosa, mi corazón. Consiguió darme la
seguridad y la protección necesaria, para abrirme mi alma al mundo. Me anima y
me apoya. Se siente orgullosa. Y con ese orgullo, me anima a cercarme a
vosotros. No con el fin de que mi alma se haga eterna, sino por el hecho de
verme feliz. Feliz al crear, feliz al poder regalar un pedacito de mí. A ella
se lo debéis. A ella se lo debo. Pues me demuestra cada día, que mi corazón está
a salvo. Que mi sentir y me sentimientos puede ser mostrados, sin ser mal
aprovechados. Que esa poesía, terapia del alma. No es un juguete, sino una
ayuda, un detenerse en el tiempo para quien posa sus ojos en ella. Me muestra
que mi corazón no solo se puede abrir, sino que debe hacerlo. Pues el cariño, el amor, o lo que siento sea
bueno o sea malo ha de ser mostrado. Porque a su lado, nada malo ha de pasar.
Así que la poesía vino a mí para quedarse. Bien sea mostrada
o escondida en un cajón. Me anima, me reconforta y me salva de mí mismo. La
poesía llegó a mí para poder mostrar mi amor. La poesía se guardó y fue mostrada
por amor. Pero la creación de la poesía no necesita amor. Pues en eso, solo
depende de mi sentir. Y como siento todos los días, os doy la buena noticia. No
os vais a quedar sin poesía.
Un beso y un fuerte abrazo de este Loco Soñador. Muchas
gracias por leerme y espero poder seguir regalándoos más y más versos.