Palabras por el mundo

martes, 11 de diciembre de 2012

A LENDA DO APALPADOR


Nunca renuncio, ni renunciaré a mi Galicia. Aquí he nacido y me he criado. Formo parte de su día a día, su sociedad, historia y como no, de sus costumbres.  Y aunque mis palabras escritas son siempre en castellano, mi corazón es gallego. Así que, hoy orgulloso os traigo un poco de nuestra tradición.

 Hoy os voy a hablar del “Apalpador”. Este personaje forma parte de la tradición gallega.  De él se cuenta que es un minero de oficio. Pero que todos los 24 de diciembre, desciende los montes gallegos para introducirse en aquellas casas que haiga niños. Su función es “apalpar” tocar los vientres de los niños, para saber si están bien alimentados. Si estos niños no están a su gusto (bien alimentados). O Apalpador les deja un saco con castañas. Es como nuestro Papá Noel. En lugar de regalos, nos trae comida. Pues como siempre dice mi abuela:

“Quen come, é feliz”. O traducido; “Quien come, es feliz”. Y como no, O Apalpador. Trae felicidad en forma de castañas.

El siguiente relato, es una versión personal. Espero que la disfruten.


                Corre el año 2012. Rodrigo, hijo de Raimundo, acaba de heredar un importante cargo. No es un trabajo para una multinacional, ni tampoco un empleo de larga duración. Es un trabajo temporal. Pero no ofrecido por la “eficaces” ETTS. Es un trabajo que se hereda de padres a hijos. Y que trae consigo una gran responsabilidad. Rodrigo será el nuevo “Apalpador”. 

Este trabajo no está remunerado, ni tampoco cotiza a la seguridad social. Pero trae consigo la alegría. Alegría que comparte con el mundo. Alegría de esos niños que despierten con el presente que sólo él, es capaz de ofrecer. Este año el trabajo de Rodrigo tiene mayor responsabilidad.

 Desde tiempos inmemoriales los Apalpadores que surcaban Galicia, eran encargados de llevar comida a los niños más necesitados. El día 24 de diciembre descendían por las chimeneas, mientras los niños dormían.  Y tocándoles la barriga, sabían si estos, habían comido bien ese año. En el caso de que los niños no hubiesen comido lo suficiente. Los apalpadores les dejaban un saco con castañas y los bendecían con un próspero año. Lleno de alegría y felicidad.

Este año es doblemente especial para Rodrigo. Por un lado es su primera vez. Y por otro, Rodrigo es consiente del mal año vivido. Un año en donde los recortes, el desempleo y la mala situación económica. Hacen que la celebración de este día sea aun más especial. Miles de hogares necesitan su ayuda. Porque aunque sean castañas, a quien no le viene bien un dulce. Un momento de fortuna, un momento en el que entirse afortunado y agasajado por la vida.

Los meses previos al día Rodrigo realiza un curso de formación. En este curso se encuentra con más “Apalpadores” que como él, son primerizos. Nervios e ilusión se palpan a partes iguales. Las enseñanzas son claras e especificas. Van desde  “Sigilo ninja” para no hacer ruido en las casas. Hasta “Magia nivel uno” es decir, como conseguir que el saco mágico siempre tenga castañas. Pero la asignatura que más le cuesta a Rodrigo es “Fundamentos de la medicina”. Esta asignatura les enseña cuando una barriga está llena o bien,  vacía.

Rodrigo se desespera. Pues bien, nunca llega a acertar cual es el estado exacto, en el que se encuentra el vientre. Rodrigo alega que es por culpa del muñeco. Pues él dice, que es difícil encontrarle el punto exacto a un trozo de plástico.  Xosé, profesor que imparte la asignatura piensa, que es cosa de la bondad de Rodrigo. Pues ha comprobado que siempre deja más castañas que las que toca.

El último paso de este cursillo, es la caracterización. En este punto, los alumnos elaboran con detalle su traje. Este vestido o uniforme será el que lleven hasta el día de su retirada. Será su seña de identidad. Además de ser la manera de que no los reconozcan, en el caso de que alguien los encuentre en sus casas.  Pues aunque parezca mentira. Este trabajo legendario, aun está mal visto. Porque a nadie le gusta que entren en su casa sin previo aviso. Así que, el traje será su forma de camuflarse y que no sean reconocidos. Cabe destacar, que el gremio de “Apalpadores” tiene el beneplácito de la fuerzas de seguridad. Tanto la Guardia Civil, como la Policía Nacional saben de su existencia y trabajo.  


Rodrigo está listo. Sólo faltan unas semanas para su gran día. Ahora entrena en los bosques por si sólo. Sabe que necesita estar en forma. Acude a las reuniones del gremio. La intención de estas reuniones, es que se relajen. Que compartan antiguas historias y que se mentalicen para el día exacto. Rodrigo se siente feliz, sabe que aunque no lo haga tan bien, como los “apalpadores” más viejos. Puede mejorar, puede regalar un poquito de felicidad. Puede hacer que la tradición de su Galicia natal siga viva.  

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